miércoles, 2 de abril de 2008

La mentira del flúor

La fluorización del agua potable en Norteamérica supuso, en los años 40, la primera medicación masiva y sistemática de toda una nación inconsciente. Esto se traduciría en una paulatina intoxicación con compuestos químicos fluorados del cuerpo y la mente de prácticamente la totalidad de los ciudadanos del país. Mas adelante y hasta nuestros días, ya en Europa, América del sur, África y Asia, la fluorización se extendería, convertida en un temerario negocio, a lo largo del mundo entero, fluorizando las aguas potables de miles de ciudades (y por tanto casi la totalidad de las bebidas y los alimentos procesados), la sal, el te, los enjuagues bucales, las pastas dentífricas y ciertos medicamentos, entre otros.

En gran parte de Europa y Norteamérica se trabajaba desde principios de siglo con ingentes cantidades de fluoruros para el tratamiento de diversos metales como el acero y el aluminio, así como en la creación de cerámicas, en el tratamiento del vidrio, en el procesado de fertilizantes, etc.

El flúor, un gas tremendamente toxico, reactivo y radiactivo, era expulsado de manera masiva desde cientos de fabricas en estados unidos y Europa.Tanto los trabajadores como la flora y la fauna expuesta a los vertidos sufrirían daños serios y hasta en numerosos casos, la muerte. Una oleada de jucicios y sus consiguientes indemnizaciones darian un duro golpe de miles de dolorares a las industrias afectadas.

En poco tiempo, las corporaciones conseguirían lavar la imagen del flúor, convirtiendo a una sustancia mas venenosa que el plomo en una panacea para la higiene dental y el tratamiento de enfermedades mentales.

Este es el primer apartado de una serie en la que tratare dar a conocer otro de los irreparables daños que el nuevo orden mundial le ha legado a la humanidad. He considerado de vital importancia traducir fragmentos del increíble trabajo realizado en “The fluoride deception”, el maravilloso trabajo de Christopher bryson. Este es sin duda, un duro golpe para los cada vez menos protegidos lacayos del nuevo orden mundial.

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